LA CUESTIÓN METODOLÓGICA EN LA PRODUCCIÓN VYGOTSKIANA Y LA
DIALÉCTICA MARXISTA
Nancy Romanelli
En: Psicologia em
Estudo, Maringá, v. 16, n. 2, p.
199-208, abr./jun. 2011
Traducción: Efraín Aguilar
He
defendido la idea que para analizar un objeto de estudio a partir de la obra de
Liev Siemiónovich Vygotskiy (1896-1934) es fundamental tener en cuenta las discusiones
metodológicas y las contingencias históricas que marcaron el desarrollo de la
producción del psicólogo bielorruso – después de todo, Vygotskiy, además de ser
un teórico importante de la psicología, fue uno de los grandes epistemólogos de
esa ciencia, y su busca del conocimiento siempre estuvo aliada con las necesidades
urgentes de su tiempo histórico.
Tratar
comprender la dimensión metodológica de una obra que establece interfaces con varios
campos del conocimiento y que viene sufriendo las más diversas interpretaciones,
como es el caso de la de Vygotskiy, se constituye en una empresa deveras
desafiante. En vista de la complejidad de la tarea aquí presentada y de la
falta de espacio para discutir el un artículo, pretendo, en este estudio, solamente
hacer una modesta introducción, de cuño bibliográfico, a la perspectiva
metodológica vygotskiana. Por lo tanto, primero presentaré la filiación dialéctica
marxista de las ideas de Vygotskiy; en seguida, retomando brevemente el
contexto histórico ruso soviético, tomaré algunos hechos temáticos que orientarán
la búsqueda vygotskiyana por una psicología general fundamentada en el método
materialista dialéctico; por último, rescataré algunos importantes sustentos metodológicos
del abordaje histórico-cultural relacionándolos con el método dialéctico-marxista.
Mi objetivo es contribuir, de alguna forma, a un mejor entendimiento de la
estrecha relación que Vygotskiy estableció entre investigación teórica e investigación
metodológica.
De
hecho, fue intensa, original y profunda la propuesta vygotskiana de investigar las
bases epistemológicas de la ciencia psicológica y de mostrar qué visiones del
mundo y concepciones metodológicas son indisociables de la investigación científica.
De acuerdo con una investigadora de la psicología soviética, “cualquier teoría
científica, especialmente de las llamadas ciencias humanas, responde a una
concepción general sobre la esencia del hombre, su origen, la naturaleza del
conocimiento”, entre otros factores (Shuare, 1990, p. 13, traducción nuestra). Tal
como enfatizan otros dos psicólogos, la dimensión filosófica y la concepción del
mundo cumplen “una función metodológica general en la investigación psicológica”
y, de esa forma, contribuyen a asegurar la objetividad y el “carácter
científico de los resultados obtenidos de una investigación dada” (Zinchenko
& Smirnov citado por Shuare, 1990, p. 12- 13).
Al
abordar la dimensión metodológica de la obra vygotskiana somos imediatamente
transportados a una época marcada por feroces debates epistemológicos en el
campo de la producción científica. Es inevitable preguntarnos contra qué y a
favor de qué el autor bielorruso entabló sus luchas y tratar de comprender la
síntesis metodológica que él emprendió, tanto en el campo de la ciencia psicológica
como en su abordage histórico-cultural. Para situarnos en relación a esos cuestionamientos,
cabe retomar, antes de todo, algunas inquietudes epistemológicas que alimentaron
el trayecto intelectual de Liev Vygotskiy.
LAS PREOCUPACIONES FILOSÓFICO METODOLÓGICAS DE VYGOTSKIY
Para
discutir la cuestión metodológica en la producción de Vygotskiy, cabe mencionar
que, para el autor, el término “método”, grosso
modo, conjuga dos acepciones que son
básicas pero se mezclan: 1) método de pesquisa (en el sentido de los
procedimentos técnicos a ser puestos en práctica) y 2) método epistemológico (la
perspectiva filosófica más general, que dirige la investigación). Esas dos
perspectivas son indisociables y se retroalimentam en un estudio científico de
orientación dialéctica, estudio denominado por Vygotskiy de metodología
(Vigotski, 1927/1999b).
Reconocido
como uno de los grandes nombres de la psicologia del siglo XX, Vygotskiy siempre
mostró interés por el conocimiento filosófico y por la producción artística,
estableciendo, en sus pesquisas psicológicas, interfaces con los campos de la
estética, semiótica, pedagogía, epistemología y otros; pero esos campos de
investigación, los estudios experimentales por él conducidos y gran parte de su
producción teórica fueron permeados por una preocupación central: la busca de los
específicos fundamentos metodológicos de la ciencia psicológica. Como indicó Alieksiey
Nikoláievich Lieóntiev (1903-1979), renomado psicólogo que trabajó directamente
con Vygotskiy, fue la cuestión del método la que orientó la obra vygotskiana, aunque
las investigaciones del autor bielorruso representaban “apenas la primera
etapa” de un amplio programa teórico y metodológico (Leontiev, 1999, p. 426).
Veamos
un primer ejemplo de esa preocupación de Vygotskiy con el método, rescatando
algunas interfaces que el autor estableció entre el arte y la psicología. Discurriendo
sobre sus estrategias metodológicas en el texto “El significado histórico de la
crisis en psicología” (un manuscrito concluído en 1927 y publicado póstumamente)
(Vigotski, 1927/1999b),1 el autor deja clara, antes de todo, la influencia que recibió de
la obra de Marx y Engels. Refiriéndose a los análisis literarios (sobre la
fábula, el cuento y la tragedia) que él mismo realizó en su tesis de doctorado Psicologia del Arte (estudo concluido
en 1925 y publicado póstumamente) (Vigotski, 1925/1999c), el autor relata cuánto
se inspiró en la tesis marxista de que “el análisis del hombre es la clave de
la anatomía del mono” (Marx, 1844/1978a, p. 120) (la idea de que el estudio de condiciones
más elaboradas permite comprender formas más simples):
[...] partí de la idea de que las
formas más desarrolladas del arte son la clave de las formas atrasadas, como la
anatomía del hombre lo es en relación a la de los monos; que la tragedia de Shakespeare
nos explica los enigmas del arte primitivo y no al contrario. Además, hago
afirmaciones sobre todo el arte y no compruebo, sin embargo, mis conclusiones en la música, en la
pintura etc. Por otro lado: ni siquiera las compruebo en todas o en la mayoría de las variedades de literatura; tomo
solamente un cuento, una tragedia. ¿Con qué derecho? No estudié las fábulas ni las tragedias
y menos una fábula dada y una tragedia dada. Estudié las que constituyen
la base de todo el arte: la naturaleza y el mecanismo de la reacción estética. Me
apoyé en los elementos generales de la forma y del material inherente a todo el
arte. Escogí para el análisis la fábula, el cuento y la tragedia más difíciles,
precisamente aquelo en que son especialmente patentes las leyes generales: seleccioné
los monstruos dentro de las tragedias etc. Ese análisis presupone hacer abstracción
de los trazos concretos de la fábula como un género determinado para concentrar
el esfuerzo en la esencia de la reacción estética (Vigotski, 1927/1997, p.
374-375, cursivas y traducción nuestra).
1 Considerando
que la mayor parte de los escritos de Vygotskiy fue publicada póstumamente, y
como mi objetivo es situar históricamente al lector sobre la producción del
autor, opté por insertar, en las referencias presentes en el cuerpo del texto, el
año original en que fue producido, seguido por el año de la edición que utilicé.
Adopté ese mismo criterio en las citas referentes a las obras de Marx y Engels.
Las demás citas de este artículo cumplen las normas indicadas por la American
Psychological Association (APA).
En
la cita de arriba es posible observar que Vygotskiy, al elaborar su tesis de doctorado,
ya estaba interesado en buscar la esencia contenida en las apariencias de los
fenómenos, un procedimiento propio del análisis dialéctico de base marxista. Vygotskiy
mismo recuerda la famosa tesis de Marx y Engels: “Si la esencia y la forma de manifestación
coincidiecen (…) toda la ciencia sería innecesaria” (Marx & Engels citado
por Vygotskiy, 1927/1999b, p. 383). No hay duda que las concepciones filosófico-metodológicas
marxistas ejercerán significativa influencia en la producción del psicólogo
bielorruso, dirigiendo sus escritos, presentaciones públicas y otras actividades;
pero es preciso examinar la específica manera por la cual Vygotskiy incorporó al
campo de la psicología el legado filosófico y metodológico de Marx y Engels, e intentar
comprender, de forma más detallada, las contribuciones del autor bielorruso
para la construcción de una posible psicología marxista.
Como
veremos a lo largo de este artículo, las vías abiertas por Vygotskiy en su
busca de una psicología marxista fueron bastante originales y forjadas en el
embate epistemológico con la producción científica de su época. En su inquieta
reflexión, el autor bielorruso no perdona
incluso a algunos colegas que, así
como él, deseaban construir una psicología marxista, pero que, para eso, no consideraban
la complejidad de tal intento y recurrían a dogmatismos y sociologismos
(Vigotski, 1927/1999b, p. 203-417).
Del
todo inmerso en las contradicciones, esperanzas y grandes demandas que la
Revolución Rusa de 1917 suscitava, Vygotskiy procuró luchar, con toda su fuerza
y genialidad, para la concretización de las transformaciones sociales tan deseadas
por la población (Zanella, 2001, p.39). La nueva condición política exigía de
las ciencias (y de las artes en general) soluciones concretas para los agudos
problemas sociales, y la ciencia psicológica precisaba responder, con urgencia,
a las demandas que le tocaban (Shuare, 1990, p.24-25). Aunque, a partir de
1928, el terror estalinista había destruído muchas conquistas de la revolución
bolchevique, cabe recordar el compromiso político-social que motivó la producción
vanguardista de figuras como Vygotskiy, Eisenshtéin, Mayakovskiy, y también de millones
de otros personages que tal vez no sean tan ilustres, pero trabajaron de forma
igualmente ardua para democratizar al arte y la ciencia y colocarlas totalmente
al servicio de las necesidades colectivas.
Según
Shuare (1990), la así llamada psicología soviética (desde el período posrevolucionario
hasta el año en que la autora escribió la introducción a su investigación, en
diciembre de 1988) “muestra un trazo que la diferencia marcadamente de otros
sistemas científicos y que representa su punto de partida metodológico. Se trata
de las relaciones entre la ciencia psicológica y la filosofía” (p.11, traducción
nuestra). De acuerdo con la autora, “una de las características más notables de
la psicología soviética” reside en el hecho de haberse definido esa psicología como
“una ciencia que busca una concepción filosófica determinada – el materialismo
dialéctico e histórico”. Fue a partir de esa referencia central que la ciencia
psicológica soviética pasó, entonces, a “desarrollar su pesquisa científica”
(p.11, traducción nuestra). No obstante, Shuare comenta que la existencia de un
punto de partida común para los investigadores no significaba, en teoría, que las
investigaciones deberían ser orientadas por un “sistema rígido de normas y ‘recetas’
o de procedimientos técnicos”, pues esa rigidez podría conducir a la “dogmatización
del conocimiento científico” (Yudin citado por Shuare, 1990, p. 13, traducción
nuestra).
Es
un hecho que la dimensión político-social estaba orgánica y directamente
asociada a los avances de las artes y las ciencias, al menos en la primera
década de la Revolución Rusa, mas no se puede restringir el contexto local a la
producción de un autor cosmopolita y de vastos intereses como Vygotskiy, ni
tomar el marxismo como el único referente en el desarrollo de sus formulaciones,
a pesar de la inegable influencia, en la obra del psicólogo bielorruso, de las
ideas de Marx y Engels.
El
lector de los escritos vygotskianos siempre se sorprende con la profundidad y la
cantidad de batallas teórico metodológicas que el psicólogo tuvo con diferentes
enfoques filosóficos (estructuralismo, idealismo, fenomenología, entre otros) y
teorías psicológicas (behaviorismo, psicoanálisis, reflejología, reactología y tantas
más); se sorprende, nuevamente, al verlo adentrarse en la psicología del arte y vérselas
con la fábula, el cuento y la tragedia; y sigue sorprendiéndose al deparar en
sus inovadores análisis del Hamlet de Sheakespeare y del simbolismo y del formalismo rusos. El estudioso
de los escritos vygotskianos se impresiona, además con la lista de pensadores, filósofos
y científicos que, de forma más o menos directa y en diferentes momentos de su
vida, influenciaon el trayecto intelectual del psicólogo bielorruso: Espinosa,
Hegel, Darwin, Janet, Piaget, Lévy-Bruhl...
No
obstante, la diversificada formación cultural de Vygotskiy no diluye o
minimiza, en absoluto, la importancia del marxismo en su obra. De diversas formas,
el materialismo dialéctico se revela y ejerce en el trabajo de Vygotskiy, como,
por ejemplo, cuando el psicólogo contemplaba, al investigar un determinado objeto
de estudio, toda la producción científica que estuvese a su alcance, buscando,
así, no solo sumar información, sino alcanzar una superación dialéctica, un
salto cualitativo o un nivel más profundo de conocimiento.
EN BUSCA DE EL
CAPITAL DE LA PSICOLOGÍA
Aunque
la obra del psicólogo bielorruso venía siendo blanco de las más distintas
interpretaciones, los comentaristas vygotskianos reconocen, generalmente, que las
ideas de Marx y Engels desempeñaron un importante papel en la vasta producción
del autor (Wertsch, 1985; Shuare, 1990); algunos estudiosos cuestionan, con todo,
si esa influencia fue determinante y primordial o debe ser vista solamente como
una influencia que se igualaría a otras tantas que permearon el trabajo del
psicólogo (Van der Veer & Valsiner, 2006).
Aunque
no haya uniformidad entre los comentaristas en relación al peso que se deba
atribuir, en la extensa producción del autor, a la teoría marxista, parece
bastante válida la interpretación de Duarte (2001, p. 80) que “la obra de Vygotskiy
no puede ser bien comprendida si intentamos separarla de sus fundamentos
filosóficos, especialmente aquellos más directamente ligados al universo de la
filosofía marxista”. Esa perspectiva filosófica, que dirigió el trabajo de Vygotskiy
y para la cual el psicólogo dirigió constantemente la atención de la comunidad
científica, tiene como uno de sus elementos centrales la “noción del hombre
histórico, que se constituye en cuanto sujeto a partir de las relaciones que
establece con otros hombres” (Zanella, 2001, p. 87).
En
su busca de la psicología del hombre histórico, Vygotskiy desarrolló una amplia
y dinámica obra; pero esa vasta producción se caracterizó, según Vieriesov
(1999), por tres vectores centrales: consciencia, objetividad y monismo, más precisamente,
por la busca, de carácter monista, de una teoría científico-objetiva de la
consciencia humana. De acuerdo con Vieriesov, es posíble identificar, durante cierto
período de la obra de Vygotskiy, conflictos entre el presupuesto
científico-monista del autor bielorruso y las teorías psicológicas de carácter
dualista a las cuales él se acercó, ya que esas teorías mantenían dividida la
relación entre consciencia y realidad social. Vygotskiy, según Vieriesov, se aproximó
inicialmente a las dos orientaciones marcadamente dualistas: la reflejología (hasta
1924) y el “estructuralismo comportamental” (de 1925 a 1927); esbozando, gradualmente,
un abordaje monista con su teoria histórico-cultural (de 1927 a 1934). El comentarista
resalta que, aunque Vyigotskiy se había identificado con algunos supuestos de las
corrientes arriba mencionadas, el autor bielorruso, con sus indagaciones
teórico-metodológicas, siempre estuvo a la cabeza de esas corrientes. Vieriesov
afirma, además, que el desarrollo de la producción vygotskiana está intrínsecamente
vinculado a los propios conflictos con los cuales el psicólogo se topó a lo largo
de su trayectoria (Veresov, 1999, p. 193-207).
No
se pretende escudriñar, en este artículo, los conflictos arriba mencionados
(por más importante que sea esa tarea), pero sí apuntar las motivaciones políticas,
filosóficas y metodológicas que llevaron al psicólogo a priorizar el conjunto
consciencia-objetividad- monismo. Entre las diversas razones que contribuyeron
a que Vygotskiy se dirigiera hacia esa tríada,
cabe destacar, aqui, la participación visceral del autor en la propuesta de la
Revolución de 1917 y el desafío – aceptado por él y otros investigadores
soviéticos – de elaborar una psicología dialético-marxista que contemplase la
dimensión histórico-materialista del psiquismo. Esa perspectiva “historicista”
del desarrollo psíquico puede ser considerada, en la opinión de Shuare (1990,
p. 59), el principal eje articulador de la producción vygotskiana. De acuerdo
con la comentarista, el eje de la cuestión presupone que los fenómenos
psíquicos son “sociales por su origen” y que estudiarlos implica entender que “la
historia del psiquismo humano es la historia social de su constitución” (p. 61, cursiva de
la autora, traducción nuestra).
Fue
en la dialéctica marxista que Vygostskiy procuró recursos para investigar el
estado de crisis en que se hallaba la psicología, ciencia que, según el autor, generalmente
no consideraba la naturaleza social e histórica
de los fenómenos psíquicos. En el manuscrito “El significado histórico de la crisis
en psicología” (Vigotski, 1927/1999b), ya mencionado en este texto, Vygotskiy
identificó la necesidad de la ciencia psicológica de disponer de su propio El Capital, o sea, de un
conjunto articulado de supuestos teórico metodológicos forjados a partir de los
principios dialéctico-materialistas. El autor creía que la psicología precisaría
construir una “ciencia general” (también por él denominada “teoría intermediaria”)
que, al analizar dialécticamente las producciones de las diversas “ciencias
particulares” (las varias “disciplinas” o “dominios” del campo de la psicología),
procediese, entonces, a una “elaboración y generalización” de aquellas
diversificadas producciones, algo que sería “imposible dentro de cada
disciplina [psicológica] por separado” (p. 244).
Fiel
al enfoque dialético-materialista, Vygotskiy afirmaba que la psicología, al
elaborar su ciencia general, necesitaba adoptar “la perspectiva realista objetiva
–esto es, materialista en gnoseología y dialéctica en lógica– para el análisis
del conocimiento científico”. Por lo tanto, el autor bielorruso nos recuerda
que, para el materialismo dialéctico, es la realidad la que “determina nuestra
experiencia (...), el objeto de la ciencia y su método”; él destaca, además, la
imposibilidad de estudiar “los conceptos de cualquier ciencia prescindiendo de
las realidades representadas por esos conceptos” (Vigotski, 1927/1999b, p.
246). Al proceder así, Vygotskiy evidencia su opcióno por un abordaje
psicológico comprometido con entender al hombre concreto (el ser humano insertado
en su realidad histórica objetiva), al reiterar que el psiquismo es -él también–
una realidad objetiva que puede ser develada por medio de la comprensión dialéctica.
Al
entender la dialéctica como perspectiva “universal al máximo” que “abarca la
naturaleza, el pensamiento, la historia”, Vygotskiy definió la “ciencia general”
psicológica como “materialismo psicológico” o “dialéctica de la psicologia”
(Vigotski, 1927/1999b, p. 393). Esa “ciencia general” tendría el potencial de sobrepasar
las arraigadas, estáticas y ahistóricas orientaciones psicológicas, de carácter
metafísico y/o mecánico materialista que limitaban profundamente, a entender del
autor, el desarrollo de la psicología (p. 342-343). Con su perspectiva dinámica
e histórica, la “dialéctica de la psicología” estudiaría las “formas más generales
del devenir” y cómo ellas se manifiestan “en el comportamiento y en los procesos
de conocimiento” (p.247).
Antes
de continuar analizando la propuesta vygotskiana de una “ciencia general” como
expresión del “materialismo psicológico” o “dialéctica de la psicología”, cabe
señalar algunos aspectos del método dialéctico-marxista.
En
el posfacio a la segunda edición de El
Capital, Marx afirma que, en la
perspectiva dialéctico-materialista, lo ideal y lo material son dos manifestaciones
diferentes de una y la misma naturaleza:
“lo ideal no es nada más que lo material, traspuesto y traducido en la cabeza del
hombre” (Marx, 1873/1982b, p. 20, énfasis nuestro). Referiéndose a su método de
investigación, en Para una crítica de la economía
política, el filósofo alemán afirma que la
realidad concreta “aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado,
no como punto de partida, aunque sea el punto de partida efectivo (...)” (Marx,
1859/1982a, p.14). Ese proceso de síntesis, alcanzado por medio de un análisis
objetivo de la realidad, tiene potencial transformador, pues el sujeto, después
de aprender la “unidad de lo diverso”, se modifica a sí mismo y, al mismo tiempo, puede
generar nuevos movimientos en la realidad social.
Prado
Jr. (1973) resalta que el conocimiento se presenta en la consciencia humana no
como una copia ipsis litteris de la realidad, sino, como demuestran las palabras de Marx arriba
citadas, como una traducción, o sea una aprensión o representación mental de lo
concreto. Esa distinción es central para diferenciar los puntos de vista
idealista (o metafísico) y mecánico materialista, del punto de vista dialéctico-marxista,
y para comprender también la presencia del monismo materialista de Vygotskiy.
En
los análisis de Vygotskiy (1927/1999b, p. 391) sobre el método dialéctico, el
autor resalta que, aunque ese método represente “la palanca por medio de la cual
la filosofía dirige a la ciencia”, no tiene sentido proceder a una aplicación
directa del materialismo dialéctico a la psicología, así como es imposible
aplicarla directamente a la historia o a la sociología. Se hace mucho más
necesaria la creación de una metodologia, o sea, una ciencia general o “teoria
intermediaria”, evitándose así el riesgo de producir “una tosca deformación del
marxismo y de la psicologia” (p.392).
El
psicólogo bielorruso afirma que Marx formuló una ciencia de la historia – el
materialismo histórico – ciencia que ciertamente es subsidiada por el materialismo
dialéctico, pero que fue creada para estudiar categorías y leyes propias de la
sociología.2 Vygotskiy
enfatiza, además, que la dialéctica opera con categorías abstractas que son
válidas para cualquier campo del saber, pero que se comete un tremendo error epistemológico
al intentar aplicar la dialéctica, directamente, a una determinada área del conocimiento
sin establecer princípios metodológicos intermediarios que respondan, simultáneamente,
a las directrices dialécticas generales y a las especificidades del área en cuestión.
El mismo error ocurriría al aplicar, ingenuamente,
los conceptos oriundos del materialismo histórico (tales como las nociones de
clase social, mercado, plusvalía). Esa actitud apresurada y simplista en nada
contribuiría, de acuerdo con Vygotskiy, a
que la psicología construyese su El Capital. El psicólogo bielorruso no esperaba encontrar en el marxismo la solución
al problema de la comprensión del psiquismo, pero sí aprender “en la generalidad
del método de Marx cómo se construyó la ciencia, cómo enfocar el análisis de la
psique” (Vigotski, 1927/1999b, p. 395, énfasis de la autora) - en otras palabras,
cómo elaborar una metodología propia de la psicología.
2 La
cuestión del método no fue desarrollada de forma sistemática por Marx; él se limitó
a aplicar el método a la historia, como afirma Prado Jr. (1973). Ese hecho pudo
haber favorecido distintas interpretaciones y denominaciones de la producción
teórico-metodológica marxiana, tales como: 1) “materialismo histórico y dialéctico”,
en cuanto teoría de la historia (“materialismo histórico”) que agrega de forma inseparable
una teoría del conocimiento (“materialismo dialéctico”) (Althusser, 1979; Prado
Jr, 1973); 2) “dialéctica”, que incorpora, en sí, una concepción materialista e
histórica (Vieira Pinto, 1979); 3) “materialismo histórico”, se omite la “dialéctica”
al considerar que el historicismo es, por sí mismo, dialéctico (Gramsci, 1999).
Vygotskiy, con todo, realizó un análisis que contemplaba, al mismo tiempo, la
imbricación y la diferenciación entre la teoría de la historia (contenidos
sociológicos) y la teoría del conocimiento (método dialéctico) en la producción
de Marx, incluyendo, en sus análisis, los estudios realizados por Engels en La Dialéctica de la Naturaleza (Engels,
1876/1991); por tanto, es con esa interpretación, que el artículo aquí presentado
se propone trabajar.
Al
considerar que la “teoría de la historia” (o materialismo histórico) ya había
sido creada, Vygotskiy defendió la tesis de que sería necesario formular otros
“materialismos” científicos, tales como el
“materialismo biológico” y el “materialismo psicológico”. Esas “teorías
intermediarias” precisarían ser constituídas a partir de un amplo diálogo entre
las distintas orientaciones internas que pertenecen a un campo dado del saber. La
expectativa del autor en relación a la ciencia psicológica era que ese diálogo
metodológico entre sus distintas corrientes superase dialécticamente las difíciles
y antiguas contradicciones que reinaban en esa ciencia. Vygotskiy veía con optimismo
la crisis en la psicología, y creía que una profunda crítica dialéctica de las proposiciones idealistas y mecanicistas podría
promover la constitución de una nueva ciencia psicológica. Vygotskiy reconocía en
la sofisticación metodológica una oportunidad sin par para una comprensión verdaderamente
histórica y social del psiquismo humano. Se hacía necesario, así, identificar urgentemente
los elementos no científicos y metafísicos que, a lo largo de los siglos, se habían
adherido a la psicología como “al casco de un trasatlántico” (Vigotski,
1927/1999b, p. 416). Vygotskiy tenía consciencia de que esa psicología además
no existía y que su construcción exigiría grandes esfuerzos y una mirada crítica
y madura, por parte de la comunidad científica, de la psicología en crisis, pues
la creación de la ciencia general psicológica reconfiguraría el cuadro global de
la psicología existente. Sabía, también, que ese cuestionamiento metodológico
precisaría abarcar no solo el campo de la psicología, sino también otras áreas
del conocimiento. Él no era ajeno al hecho de que tal psicología solo podría
comenzar a constituirse en el umbral de una “nueva sociedad” (p. 417).
Delari
Jr. (2000, p.61) llama la atención al hecho que Vygotskiy, al confrontarse con la
crisis de la ciencia psicológica y constatar que las diferentes “psicologías de
su tiempo” no conseguían “estudiar lo que hay de específicamente humano en el
hombre”, lanzó “las bases para la construcción de una psicología humana” que tenía
“por objeto la consciencia”. Así, la propuesta era que la ciencia psicológica, al
adoptar la consciencia como objeto de estudio y valiéndose de una metodología
propia de investigación (de orientación materialista-dialéctica), superase una
serie de antiguas y arraigadas concepciones dualistas — cuerpo-mente, subjetivo-objetivo,
razón-emoción, entre tantas otras —, constituyéndose como una ciencia monista,3 materialista y objetiva del hombre histórico. No obstante, serias
restricciones políticas comenzaron a despuntar: el dogmatismo estalinista pasó,
gradualmente, a impornerse en la producción científica, coartando los avances y
concepciones de vanguardia (en las artes y en las ciencias) que habían marcado la
fase inicial de la Revolución Rusa. En el inicio de la década de 1930 el propio
Vygotskiy pasó a “sufrir ataques por su supuesta liga con filósofos y
psicólogos idealistas mencheviques” (Van der Veer & Valsiner, 2006, p. 334).
3 Es importante resaltar que el
monismo tiene una amplia tradición en la historia de la filosofía y no se
restringe al monismo marxista. Vale también mencionar que la concepción monista
de Espinosa ejerció, como apunta Delari Jr. (2000), fuerte influencia en la
obra de Vygotskiy.
No
hay duda que la busca de El Capital de la psicología por parte del psicólogo bielorruso y de sus
colaboradores, fue una tarea extremadamente audaz, pues indicó la forma como el
marxismo influyó el abordaje histórico-cultural. En lo que se refiere a la
inédita alternativa que Vygotskiy ofreció para manejar la crisis de la psicología
de su época (la posibilidad de la formulación de una ciencia general psicológica),
cabe recalcar que ese proyecto, que solo podría ser emprendido colectivamente,
no alcanzó las proporciones soñadas por el autor. Al mismo tiempo, el abordaje
histórico-cultural se tornó una más entre las “escuelas” de la psicología (ciencia
que, al parecer, aún vive en profunda crisis epistemológica) (Yuriévich citado
por Veresov, 2010, p. 267-268).
ALGUNOS FUNDAMENTOS METODOLÓGICOS DEL ABORDAJE HISTÓRICO-CULTURAL
De
la misma forma que Marx en El Capital analizó algunas categorías genéricas de la economía capitalista
(como, por ejemplo, el mercado), procurando estudiarlas dialécticamente para así
develar el funcionamiento social, Vygotskiy también procuró estudiar dialécticamente
categorías o estructuras específicas del ser humano que pudiesen develar el
funcionamiento psíquico. Él las reconoció en las “funciones psíquicas
superiores” – memoria lógica, atención voluntaria, formación de conceptos,
imaginación, entre otras –, buscando comprender, en la inter relación dinámica y
en el desarrollo de esas funciones, el proceso de formación social de la consciencia.
No
obstante, se observa en las investigaciones vygotskianas que, al mismo tiempo
que estudiaba el desarrollo de las funciones psíquicas superiores, el autor
procuraba extraer de sus pesquisas posibles principios generales para la ciencia
psicológica. En un conjunto de notas de 1929 (posteriormente publicado con el título
“Psicología concreta del hombre”), el autor hace hizo la siguiente nota (que
anticipa su “ley genética general del desarrollo cultural”): “Ley general: cualquier
función del desarrollo cultural del niño aparece en escena dos veces, en dos
planos – primero en el social, después en el psicológico, primero entre las personas
como categoría interpsicológica, después – dentro del niño [como categoría intrapsicológica]”.
Recurriendo a una “paráfrasis de Marx” (sexta tesis sobre Feuerbach) (Marx, 1845/1978b),
él anotó también que “la naturaleza psicológica de la persona es el conjunto de
las relaciones sociales, transferidas hacia dentro y que se volvieron funciones
de la personalidad y formas de su estructura” (Vigotski, 1929/2000, p. 26-27).
La
intrínseca relación entre los planos psicológico y social, arriba mencionada, es
también indicativa del monismo materialista de Vygotskiy; con todo, esa relación
solamente se puede consolidar con la idea de la mediación del signo, la cual,
entre 1927 y 1928, se volvió, para el autor, el definitivo factor dialéctico
unificador de las categorías inter e intrapsicológicas. De acuerdo con Vieriesov
(1999), la mediación del signo pasó a ser vista por el psicólogo bielorruso
como un tipo de relación o un “principio explicativo” del vínculo existente
entre la consciencia y el medio social, pudiendo ser denominada “método
objetivo monista de análisis de la mente” (p. 194, traducción nuestra). Ese
método ganaría cuerpo entre 1933 y 1934, con la idea de unidad de análisis desarrollada
por el autor (abordada abajo).
El
signo como instrumento mediador fue resuelto metodológicamente a partir de
1930; a esa relación Vygotskiy la denominó “método instrumental”. Ese método
fue representado por el psicólogo mediante
la fórmula A – X – B, en la cual la relación estímulo-respuesta o
excitante-reflejo (A – B), hasta entonces vista por la perspectiva reflejológica
como una relación inmediata, pasa a ser mediada, de acuerdo con Vygotskiy, por
un signo (X) (por ejemplo, el lenguaje verbal, las diferentes formas de numeración
y cálculo, las obras de arte, la escritura, etc.). Para el autor cabe hablar, a
partir de entonces, de otras dos conexiones: A – X y X – B (Vigotski,
1930/1999a). El método instrumental buscó explicar, de forma esquemática, la
importancia del signo como mediador en la formación de la consciencia, y por tanto,
como el principal agente responsable de la capacidad exclusivamente humana de
autodominio consciente de la conducta, capacidad que fue desarrollada por medio
de la apropiación de las funciones psíquicas superiores.
En
la producción de Vygotskiy se torna cada vez más evidente la preocupación metodológica
por el análisis cualitativo del desarrollo psicológico; y, como indica Wertsch
(1985, p. 17), con un abordaje metodológico que prioriza la idea de proceso, al
revés del de producto. Para dar cuenta de tal intento, Vygotskiy creó el método
genético (o “genético causal” o “genético-experimental”). Ese método exige al
investigador, en sus pesquisas experimentales, la creación de mediaciones
simbólicas que busquen la génesis, o sea, el origen del desarrollo, y le impone
la necesidad de una explicación de los fenómenos (y no solamente su descripción);
en fin, busca conocer la esencia (y no solamente la apariencia) de los fenómenos
psicológicos. Ese método reforzó las pesquisas de Vygotskiy y colaboradores sobre
el vínculo existente entre aprendizage y desarrollo, sustentando sus estudios
sobre el importante papel de los conceptos en el proceso de formación de la
consciencia.
En
la fase final de su producción, Vygotskiy expone su “método de análisis por
unidades”, el cual permitiría investigar el denominador común existente entre funciones
sistémicas directamente inter relacionadas. En el caso del pensamiento y del
lenguaje, el autor identificó el significado de la palabra como la unidad básica,
o factor común a esas dos instancias (Vigotski, 1934/2001). En el significado de
la palabra el autor reconoció, además, el principio explicativo organizador de
la consciencia humana. La mediación semiótica de la palabra en el pensamiento,
aliada a la idea del desarrollo de la consciencia, se sofisticó al final de su
producción, principalmente cuando Vygotskiy pasó a concebir la relación entre las
funciones psíquicas elementales (de naturaleza biológica) y las superiores (de origen
cultural) de forma dinámica y sistémica. La idea de sistema psicológico desarrollada
por el autor fue, así, fundamental para el avance de su monismo materialista
(Vigotski, 1934/2001). Según Shuare (1990), el psicólogo bielorruso, al
contemplar las operaciones semióticas en el desarrollo de las funciones psíquicas
superiores, avanzó en la comprensión de la complejidad de los procesos
psíquicos y en el entendimiento del tránsito de la “historia natural de la
psique hacia el ámbito de las formaciones históricas del comportamiento” (p.67,
traducción nuestra).
Vale
señalar, además, la importancia que asume la idea dialético-marxista de “crisis”
en la obra vygotskiana. La crisis y su potencia transformadora fueron
reconocidas por Vygotskiy, como he mencionado anteriormente, en los impasses
epistemológicos experimentados por la ciencia psicológica, pero lo crisis como
condición propulsora de saltos cualitativos también fue identificada por el
autor a lo largo de la filogénesis y de la ontogénesis del desarrollo psíquico
humano. Esa concepción dialéctica de crisis propició una comprensión dinámica del
proceso de constitución de la consciencia.
El
modesto conjunto de factores arriba expuesto representa solo parte de las
formulaciones teórico metodológicas desarrolladas por Vygotskiy; sin embargo, incluso
al considerar la estrechez del conjunto aqui presentado, es posible identificar
el intento del autor bielorruso de construir un abordaje científico y objetivo
de la consciencia humana, abordaje que se fundamenta en una perspectiva monista
y en la suposición de un psiquismo que tiene como fuente para su desarrollo los
procesos históricos y culturales. El autor demostró, así, que logró aprender “en
la globalidad del método de Marx cómo se construyó
la ciencia, cómo enfocar el análisis de la psique” (Vigotski, 1927/1999b, p. 395,
cursivas de la autora).
CONSIDERACIONES FINALES
Después
de este breve rescate de la cuestión metodológica en la obra de Vygotskiy, serán
sintetizados, en seguida, los principales contenidos aqui abordados. En este tema
serán también extraídas algunas conclusiones preliminares, entre las diversas posibilidades
interpretativas e indagatorias que el presente estudio pueda suscitar.
Destacándose
el papel del historicismo en la obra vygotskiana y tomándose como referencia la
triada temática “consciencia, monismo y objetividad”, se procura realizar, aquí,
algunas reflexiones globales sobre el método materialista dialéctico en la
producción vygotskiana. Se comentó la forma sofisticada por la cual Vygotskiy
aprendió el legado marxista (el autor evitó tanto las importaciones de conceptos
del materialismo histórico cuanto las aplicaciones directas del materialismo
dialéctico al campo de la producción psicológica). Se abordó la propuesta vygotskiana
de creación de una ciencia general para la psicología, como también para otras
áreas del conocimiento. Se rescató la “ley genética del desarrollo cultural” (y,
en consecuencia, las tentativas vygotskianas de encontrar principios generales
para la psicologia). Se abordó además de forma muy breve el “método
instrumental” y la importancia de la mediación semiótica en el desarrollo de la
consciencia (el signo como instrumento de la constitución histórica del psiquismo,
a lo largo de la filogénesis y de la ontogénesis, y el significado de la palabra
como principio organizador de la consciencia humana). Fueron destacados los
avances propiciados por el método genético (método que prioriza la idea de
proceso, al contario de producto) y las ricas posibilidades abiertas por el
“método de análisis por unidades” (directriz metodológica que permite identificar
factores comunes entre fenómenos directamente relacionados). Se mencionó la preocupación
vygotskiana por entender, de forma dinámica y sistémica, la génesis y la evolución
de las funciones psíquicas superiores, así como como la importancia de la noción
de sistema psicológico que él desarrolló.
Esos
temas no agotan, en absoluto, la amplia contribución
metodológica de Vygotskiy a la producción psicológica (y, también, a la teoría
del conocimiento). Tales contribuciones además merecen, por cierto, estudios más
profundos que identifiquen las singularidades de la metodología vygotskiana,
inclusive porque la forma por la cual el autor traduce la dialéctica marxista
para la psicología puede contribuir a
solucionar varios problemas fundamentales en diferentes áreas del conocimiento.
El vanguardista abordaje metodológico de Vygotskiy, de acuerdo con Vieriesov
(1999), no debe, por tanto, ser visto como un mero tema de época o un detalle en
su vasta obra, pues, por lo que todo indica, los análisis epistemológicos y las
formulaciones metodológicas del autor continúan extremadamente actuales y
expresan “una moderna concepción con un potencial metodológico, que no fue
completamente explorado” (p. 197, traducción nuestra).
Explorar
la obra de Vygotskiy a profundidad no es tarea simple; como apunta Delari Jr.
(2010), las ediciones de los escritos del autor apenas contemplan, hasta el
momento, parte de su vasta producción (en Brasil, tan solo diez por ciento); además
de esa dificultad, el investigador que no conoce la lengua rusa tiene que
vérselas, frecuentemente, con problemas de traducción. Además, recientemente,
algunas anotaciones de Vygotskiy pertenecientes al acervo de su família fueron organizadas
y comentadas por una investigadora de su obra, de lo que resultó la revelación
de importantes aspectos de los “bastidores” de su producción. En uno de esos
escritos, cuando el autor bielorruso aborda la cuestión de la liberdad, menciona
la necesidad de “traer el spinozismo a la vida en la psicología marxista”
(Vigotski, 1932 citado por Záviershnieva, 2010, p. 66, traducción nuestra).
Temas de ese género no son solo curiosidades; ellos indican, en realidad, importantes
cuestiones metodológicas que pueden ser profundizadas. Los estudios que se han
acercado, en la obra vygotskiana, a la influencia de Spinoza y el papel de la emoción,
de los afectos y de la volición en la consciencia; las pesquisas que analizan la
función del drama en la formación de la personalidad y las interfaces entre
arte y psicología (el presente dossier presenta importantes trabajos con esas
temáticas) – todos ellos abren, también, diversas puertas para comprender y ampliar
la reflexión metodológica en la perspectiva histórico-cultural.
Por
último, vale destacar el beneficio para el investigador que se inspira en la
obra vygotskiana, de familiarizarse con las sofisticadas soluciones teórico-metodológicas
que el psicólogo elaboró, procurando entenderlas no como conceptos aislados, sino
en el conjunto de la discusión epistemológica realizada por el autor. Como
demonstró el propio psicólogo bielorruso, la producción científica de filiación
dialéctico-marxista se ejerció en dos niveles más o menos simultáneos: el
“particular” y el “general”. Como la investigación puntual no se limita
necesariamente a sí misma, teniendo potencial para develar también principios
más generales de un campo dado de conocimiento, lo “particular” y lo “general” se
revelan en continua inter-relación. Rescatar, en el campo de la investigación
científica, la dialéctica que se establece entre esos dos niveles, por cierto
trae implicaciones de diversos órdenes, en especial cuando se considera las múltiples
interpretaciones que la perspectiva histórico-cultural viene sufriendo a lo largo
del tiempo; mientras tanto, una evaluación más consistente de esas y otras implicaciones
puede venir a exigir al pesquisador de la obra vygotskiana un contacto próximo
tanto con las proposiciones epistemológicas formuladas por Vygotski como con las
teorizaciones filosófico-metodológicas elaboradas por Marx y Engels.
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